domingo, febrero 21

Una broma de Dios

" —Buenas noches, papá.

Me dejó pasar y yo me apresuré hacia mi habitación.

Poco después me tumbé en la cama, resignada a que el dolor finalmente hiciera acto de presencia.

Resultó algo atroz. Tenía la sensación de que me habían practicado una gran abertura en el pecho a través de la cual me habían extirpado los principales órganos vitales y me habían dejado allí, rajada, con los profundos cortes sin curar y sangrando y palpitando a pesar del tiempo transcurrido. Racionalmente, sabía que mis pulmones tenían que estar intactos, ya que jadeaba en busca de aire y la cabeza me daba vueltas como si todos esos esfuerzos no sirvieran para nada. Mi corazón también debía seguir latiendo, aunque no podía oír el sonido de mi pulso en los oídos e imaginaba mis manos azules del frío que sentía. Me acurrucaba y me abrazaba las costillas para sujetármelas. Luché por recuperar el aturdimiento, la negación, pero me eludía. "

Luna Nueva, El despertar, página 17
Stephanie Meyer.



Como le comentaba recien al Cristian, es sencillo que algo te guste de sobremanera cuando sientes identificación con lo que te gusta. Aunque no me gusta la pena, si he sentido que no quiero respirar más. Y sabes que eres dramática y sabes que no tiene fin que intentes seguir sin llenar los pulmones, porque tu cuerpo no hará caso y los llenará. Aunque te quieras morir... sabes que esa no será la forma. Lo último, no se lo comenté.




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