No es para nada gracioso decir Adios. A menos que no sea un adios de verdad.
Ella tenía frío y, aunque estaba entremedio de 500 personas, seguía teniendo frío. Era de noche y las luces del escenario daban al artista. Ella tomó la mano de su novio, le sonrió y él le dijo: Tengo frío. Estaban con parkas y bien abrigados. Bufandas, dos poleras, pantys, calcetines gruesos. Y seguía haciendo frío. Era de ese que cuando hablabas salía vaho de tu boca. El tipo del escenario tocaba la música favorita de ella. Y aunque ella no lo creia todavía, estaban en el lugar menos esperado, con la persona menos esperada, y haciendo lo menos esperado de su vida.
El novio le dijo a ella: Paz, ven acá.
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