miércoles, diciembre 30
Inciensato
Esa manía de querer descomponer los pensamientos y/o sentimientos en palabras. Un sacrilegio, tal vez. Pero que sin duda hace bien. Es una ofrenda al amado. Es un bálsamo al herido. Intento unir las dendritas de las neuronas. No entiendo cómo existen los pensamientos. Es otra pregunta para agregar en la lista de preguntas que viene luego de ¿existe Dios? ¿cuál es el fin de la vida? ¿qué es la muerte?, y así sucesivamente. Creo en que cuando mueres, todas esas preguntas se responden automáticamente. Y qué son los problemas más que el saborcillo de la vida?. En el fondo, aunque nos molesten, nos agobien, nos abrumen, nos pongan tristes, en el fondo, los necesitamos. Como necesito esos abrazos y necesito que ese humo de incienso pare de meterse entre mi materia gris y me masajee los sesos y me ponga tonta... que se detenga de manipularme los sentimientos y que termine de decirme ideas al oido que solo provoca infartos.
Aunque no queramos, necesitamos lo que no queremos. O sino, lo buscamos.
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