domingo, octubre 4

Asiduo Camino

Vera iba a dejar a Demian al colegio. En realidad se acompañaban, porque no era necesario cuidar a Demian. No tanto como antes. Se acompañaban porque el colegio de Demian quedaba en el camino de Vera al instituto. El camino de su padre, Hernan, quedaba en el sentido totalmente opuesto. Así que no los iba a dejar. Y era mejor para ellos caminar, sobretodo en noviembre, en las mañanas de noviembre. Vera le da un beso y un abrazo a Demian en la puerta del colegio y él entra. Vera camina y sigue en su rumbo. Piensa en lo extraña que se ha sentido últimamente. Más extraña de lo normal. "Debe ser noviembre" piensa ella y sólo está a una cuadra del instituto. La mañana está soleada pero fría, como siempre en esa ciudad.

sábado, octubre 3

Exaltación

Sara despertó súbitamente en la madrugada. Un poco sobresaltada como cuando sueñas que caes a un abismo. No recordaba bien el sueño, pero su sensación era adrenalínica. Hernán a su lado dormía profundamente. Sara se sentó en su cama, intentó calmarse y fue por agua a la cocina. Mientras llenaba el vaso con el líquido incoloro, pensaba en lo extraño que se estaba volviendo ya, cada noche, a la misma hora la exaltación nocturna. Miró el reloj de la cocina y vió las 4 a.m.. "Dos horas y media, y a hacer el desayuno... mejor me calmo".

6:30 sonó el despertador, y Hernán como todos los días lo apagó, contó hasta diez susurrando con sus ojos cerrados, estiró los brazos, miró a su lado y su esposa no estaba, aunque su lado de la cama aun estaba tibio. Se fue a baño y luego a la cocina. Sara ya tenía la mesa lista, jugo de naranja, café, palta molida y tostadas. Vera y Demian tomaban desayuno cuando Hernán llego a la cocina. Era lo hermoso de las mañanas de Noviembre. 7:45 y la casa quedó sola con Sara.